Nacido en Chinchiná Caldas. Estudios de Filosofía en la Universidad de Caldas y Universidad de Nariño. Lector incansable y gozoso. Como Profesor de Literatura en su primera etapa organizó Centros Literarios, Clubes de Lectura, Obras de teatro y Juegos para el disfrute de autores y obras.
Por un tiempo se perdió en la maraña de las cuentas y los trabajos agobiantes de la banca y la lucha sindical, ahora, ha vuelto a los libros y a la poesía. Participa en los Talleres de Escritura del Banco de la República, de la Universidad Autónoma de Manizales de la Escuela de Teatro y Literatura, El Escondite
Apoya los talleres de creación Literaria del Grupo de Poesía Los Versos del Cumanday de Manizales 2018, 2019.
Participaciones
- Encuentro de Poesía en Frontino, 2017
- 4ª Fiesta de la Poesía, Villa de Leyva 2018
- Festival poesía La Nave de Papel, Manizales 2018
- Festival Internacional Albatros, Manizales 2017
- Feria de Manizales 2018, 2019, La Esquinita del arte
- IV Festival de Arte y Literatura, El Salvador 2019
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POEMAS
ANTIFAZ
Desfile en traje de carnaval,
Todo es sentir.
¿Qué esconde el antifaz?
Las incoherencias de la tristeza,
el mohín herido de un bufón,
la alegría del elegido…
Con antifaz o sin él,
rostro de sol a sombra,
razón y corazón
RONDA PARA MIS JUGUETES
Hoy desde el balcón de mi atardecer, repaso los recuerdos de infancia y saltan de ellos: la rayuela y mi amada bellolinda, el trompo barrigón de los miretes, la cicla, la patineta. Todos en visión fugaz, aparecen con su risa de infancia, brillan y se van…
¿Por qué no puedo olvidarte, mi Expreso Palmira de madera? Sobre tus cuatro ruedas encaramaba sueños y alegrías, al evocarte viajo a lugares imaginados y escucho el traqueteo de tu andar sobre los caminos del patio en la antigua casa.
COLORES
En el pecho de mi madre, ámbar de la savia convertida en leche
en mi lejana juventud, pulpa de granate en la pasión,
en la madurez, verde de todo nacimiento
en mi vejez, el ocre de los árboles maduros.
El universo en su paleta enseña:
pintar con palabras , con colores, con sonidos
este suceder de emociones
regalo inefable de la vida.
DE SUR A NORTE
De sur a norte bailas, tierra
y al despedir el día
te agitas entre el carmín y el lila
Abajo, olor a musgo y vegetales,
agua de paisaje y bruma.
Arriba, arreboles en un lazo de sol
anudado a una cúpula de oriente.
El Edén si existe es un país de nube
con su mar y sus ballenas de espuma.
DECLARACIÓN
¿Eres tú? Tal vez
No lo preguntes de nuevo, duele.
Sí. Estás tan dentro que ya no soy,
sino estás cada vez,
por siempre y para siempre
DEJACIÓN
Esta mi vieja locura de ver pasar la vida como un soplo o un suspiro, o un reloj de arena que talla surcos en la hondura de mi piel y no existe conjuro o hierba que me sane.
¿Qué ritual inventar? ¿Qué extraña fuerza convocar? ¿A dónde acudir para ser? ¿Dónde mirar que no sea el ayer?
Hurgo entre fantasmas revividos. Me detiene un claro – oscuro de dudas, túnel donde no hay verdad. Y, ¿si la luz está en otro ser?
Sin proponértelo me irradia tu brillo y ahora pienso y actúo en comunión con tu esencia.
Las ansias de vivir son golondrinas para otra primavera.
EL BESO
Temblor de párpados.
Un huracán de caricias,
con su miel nos hace lágrima,
se bifurca entre el deseo y la nostalgia
ánfora de gozo y miedo
Temblor de labios.
Un aliento de canela
me llena, me detiene,
atadura de bocas.
No quiero separarme.
Temblor de vida,
temblor de amor.
EL PUEBLO EN MI PUPILA
El hielo de la tarde contrasta con el calor de mi pupila
veo el tintineo de luz sobre el fondo del crepúsculo.
mientras una chimenea bosteza su aroma de café
colgajos de nostalgia recorren mis sentidos,
la esencia del sol vibra en los guayacanes,
en el verde-rojo de los cafetales,
y en el parque, la paleta colorida de los siete cueros.
Trozos palpitantes de mi país, cuna de mis ancestros,
de existir el edén bíblico, esta fue su casa.
Chinchiná.
HORA DE CANTAR
Escuché la tempestad:
canto de la lluvia en marcha
olor de fuego en los relámpagos
y el trueno en su estallido.
Eran días y noches de agonía
cadeneta de grillos en las sienes
marañas de pesadilla entre el pecho.
Aparté mi mente del apocalípsis
encendí mi lámpara interior,
para buscar en la luz enamorada de tus ojos
el ardor perdido en los pañuelos.
La esperanza vibro con cada trino,
la armonía se hizo pentagrama,
y la piel junto a la piel, bolero